Calaveras y Diablitos

Escampó al fin, la llovizna gris-azul de la melancolía
se callaron con música, los gritos que habitaban esta casa
la negación y resistencia, se volvieron con el tiempo 
un opaco espejo donde ya no vivía yo...
el maestro enseñó a su forma
(extraños métodos de hacerte fuerte)
un corazón aferrado a la vida, puede vencer la muerte
o bailar con ella al compás de esta canción.

En el infierno aprendes a caminar en silencio
y termina por gustarte aquella sensación
recuerdas que la vida también es sencilla
haces siesta en cualquier sombra, te diviertes,
vuelves a sonreír, bendito instinto de conservación.

Cuando crucé proscrito la frontera del dolor, 
pasé a través del muro, límite de toda decepción
(al otro lado hay más de lo que te imaginas)
la ansiedad y la rabia, el hambre y la emoción
transformaron aquella mar en llamas
en un tranquilo lago, con banco de niebla incluido
donde del fondo aquel de mi jubilación, 
retiré de golpe, para vivir mejor...

toda, toda la luz del sol.

Calaveras y Diablitos... invaden mi corazón.

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